El
sistema de brazaletes estaba previsto por una Ley orgánica aprobada en 2004,
que posibilita a los jueces a que puedan emplear instrumentos tecnológicos para
controlar que se cumplan las medidas dictaminadas de alejamiento en las causas
de violencia género, sin embargo, hasta el momento solo la Comunidad de Madrid
y Baleares lo han puesto en funcionamiento.
La víctima lleva puesta
una de las unidades electrónicas, que es parecida a un móvil, que informa de la
situación al centro de control y permite comunicarse con él por voz, por
mensaje, o pulsando el botón de pánico. El maltratador tendrá otro
dispositivo similar y una especie de pulsera que podrá colocarse en la muñeca o
el tobillo. Esta pulsera transmite señales a la central y a la víctima e
informa de cuando el agresor se aproxima a menos de 500 metros.
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